Algunos tienen más cicatrices que otros, más vivencias, más dolor, más felicidad, plenitud, amor...los hay de todo tipo, incluso ausentes, porque en ciertos momentos pensaréis que hay individuos que perdieron el suyo por el camino, digo que lo perdieron porque me niego a creer que alguien nazca sin corazón, es demasiado triste.
A todos se nos da uno, entregado en una cajita de cristal, muy frágil pero muy poderoso, a partir de ahí tenemos la libertad de hacer lo que queramos con él.
Los hay que guardan fulgores áureos en su interior, ansiados y buscados.
Hay que seguir al corazón, pero llevando la cabeza contigo.
Puedes confiarlo, de forma completamente altruista, sin esperar nada a cambio, nada de préstamos, y si tienes verdadera suerte lo intercambiarás, a la vez que tú des el tuyo recibirás el de la otra persona como regalo, el mejor que te darán jamás.
El tuyo por el mío.
